La Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), en España, ha desarrollado una aplicación para dispositivos móviles que pretende ayudar a los estudiantes que tienen dificultades relacionadas con la audición en el aula. A través de esta aplicación, denominada Integrad@s, el profesor se puede comunicar con el alumno por medio de una tableta digital o un teléfono móvil. Para dar clase, utiliza un micrófono que transmite sus palabras y la app las transcribe en tiempo real, facilitando el seguimiento de las explicaciones por parte de los estudiantes al visualizar de forma escrita la expresión oral del profesor. En la actualidad, un grupo de profesores evalúa su funcionalidad.
La aplicación, destinada a la adaptación del entorno educativo, está pensada para niños y jóvenes que padezcan una pérdida auditiva entre leve y moderada, lo que se conoce como hipoacusia. “Estos alumnos suelen sufrir fatiga atencional al tener que realizar un gran esfuerzo para comprender lo que dice el profesor, de ahí que sea fácil que dejen de prestar atención y pierdan tanto el interés como la oportunidad de adquirir un adecuado aprendizaje”, explican a DiCYT Luz María Fernández y María Paz de Blas, investigadoras de la Facultad de Educación de la UPSA y responsables de este proyecto. Asimismo, los investigadores creen que la app podría ser apta para alumnos que tienen otro tipo de problemas distintos a la audición, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).Además, hay que tener en cuenta que los casos de hipoacusia leve muchas veces pasan desapercibidos. Por el contrario, este sistema no sería adecuado para niños que sufran una sordera total, puesto que ellos ya utilizan el lenguaje de signos y no podrían atender a las dos cosas.
El seguimiento es continuo y los profesores que colaboran llevan un registro de cada una de las sesiones que se hacen con la app. Todo ello aportará mucha información sobre la efectividad de este método, que trata de reforzar la educación inclusiva, un modelo educativo que tiene entre sus principios “que el medio debe adaptarse al alumno y no al revés”.
Si los resultados son positivos, se puede plantear la complementación de la aplicación en otros contextos y con otros colectivos, favoreciendo el logro académico y por ende, la inclusión social.
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