El 25% del as enfermedades existentes en el planeta Tierra se debe a factores ambientales, según los datos de la Organización Mundial de la Salud. Sin duda, los más afectados son los niños: aproximadamente un tercio de la carga total de enfermedades hasta los 18 años, se debe a entornos no saludables. En la niñez y en la adolescencia, un gran número de enfermedades como déficit de atención, dificultades de aprendizaje, obesidad, asma, alergias o pubertad precoz, cada vez más en alza en nuestra sociedad actual, pueden relacionarse con una exposición temprana a tóxicos ambientales.
Productos dañinos para todos, pero los niños son más permeables a ellos ya que, están en proceso de desarrollo constante, su cuerpo se está formando y madurando y no tiene por ello la misma capacidad de respuesta que el de los adultos, y están mucho más expuestos a los factores ambientales.
Pero es que además, los niños son mucho más sensibles a estos elementos porque en proporción a su peso y tamaño, beben más, comen más, respiran más y al no estar su cuerpo aún maduro y desarrollado, eliminan peor los residuos. Es por ello que la prevención de estos elementos tóxicos debe realizarse desde la más tierna infancia. "Es importante concienciar desde las aulas a los niños, padres y profesores sobre el impacto que tiene el entorno en nuestra salud actual y futura", afirma por su parte Alfredo Suárez, presidente de esta Fundación.
Por ello, y desde esta Fundación, más 1500 alumnos de primaria comenzarán en enero un programa educativo para aprender salud ambiental en la escuela. El objetivo de este innovador proyecto es el de concienciar a los niños, padres y profesores de los efectos que produce los factores ambientales en nuestra salud, ya sea de forma directa o indirecta. "Se han diseñado tres talleres que se desarrollarán en el aula a lo largo de tres semanas consecutivas", ha explicado en rueda de prensa Ana Rueda, responsable del proyecto. No sólo se trata de informar, ha dicho, sino de darle alternativas prácticas. Por ejemplo, fabricar ellos mismos sus propios ambientadores.
Prevenir es lo ideal. Prevenir la exposición larga a elementos tóxicos, saber diferenciarlo, conocerlos y estar atentos a ello. Pero el problema real en nuestra sociedad es que no se invierte nada, o casi nada, en prevención. De hecho, en prevención sólo se invierte un 5%, y el 95% restante en diagnóstico y tratamiento.
La calidad del aire es un aspecto fundamental en nuestra salud. Productos de construcción y decoración, recubrimientos de pavimentos, aerosoles, moho, ácaros, aparatos de combustión o determinados materiales escolares como pegamentos pinturas, son algunos de los contaminantes químicos y biológicos que pueden estar en el aire que se respira en el interior de un edificio, como pueden ser los centros educativos. En consecuencia algunos efectos como: irritación de ojos, nariz o garganta; influencia en enfermedades respiratorias, alergias, dolores de cabeza y muchos otros.
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