Tras dos años parado para acometer el reacondicionamiento técnico necesario, el gran acelerador de partículas LHC, junto a Ginebra, empieza a prepararse para que vuelva a estar operativo, en la próxima primavera, casi al doble de energía de la alcanzada hasta ahora. Los científicos, que descubrieron en las colisiones de partículas generadas en esa gran máquina el histórico bosón de Higgs, en el verano de 2012, se preparan ahora para llevar más lejos todavía la exploración del universo subatómico. Todo el anillo de 27 kilómetros del acelerador, instalado en un túnel bajo la frontera entre Francia y Suiza, está ya enfriado hasta los 1,9 grados sobre el cero absoluto (271 grados centígrados bajo cero) que exige su funcionamiento. Con las operaciones técnicas acometidas en estos dos años, el LHC funcionará a partir de ahora, y durante un par de años al menos, a 13 teralectronvoltios (TeV), casi la energía para la que fue diseñado (14 TeV) y casi el doble de la alcanzada en su operación durante la fase anterior (de 2010 y 2013), que llegó a los ocho TeV en las colisiones. Esta misma semana todos los imanes de un sector del acelerador (un octavo del anillo) han recibido ya energía hasta el nivel necesario para alcanzar los 13 TeV. El resto se irá activando en los próximos dos o tres meses.
“Después de muchísimo trabajo realizado en los últimos dos años, el LHC es casi como una nueva máquina”, ha declarado Fréderick Bordry, director de Aceleradores y Tecnología del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), donde está el acelerador. “El rearranque de este extraordinario acelerador está lejos de ser una operación rutinaria”, continúa. “Pese a ello, confío en que cumpliremos el calendario para proporcionar colisiones de partículas a los científicos en mayo”.
En el LHC circulan, en direcciones opuestas, haces de protones acelerados casi hasta la velocidad de la luz que se hacen chocar frontalmente en los cuatro puntos del anillo donde están los cuatro enormes detectores (ATLAS, CMS, LHCb y ALICE) con los que los físicos registran los resultados de esas colisiones. Cada haz debe llegar ahora a 6,5 TeV (se llegó a 4 TeV en la fase anterior de operación), de manera que la energía en las colisiones sea de 13 TeV. El análisis de esos datos sobre las partículas que se destruyen y se crean como resultado de los billones de choques por segundo, permite profundizar en el conocimiento de los componentes elementales de todo lo que existe y las leyes por las que se rigen.
“Con el nuevo nivel de energía, el LHC abrirá nuevos horizontes de la física y de futuros descubrimientos. Estoy ansioso por ver qué nos tiene preparada la naturaleza”, comenta el director del CERN, Rolf Heuer en un comunicado de la institución.
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