Sabemos que la Luna se formó hace más de 4.000 millones de añostras el impacto contra la Tierra de un cuerpo planetario del tamaño de Marte. El colosal encontronazo debió, por fuerza, lanzar al espacio miles de escombros de todos los tamaños. Muchos de esos fragmentos de rocaformaron la Luna, pero un buen número de ellos debería estar aún por los alrededores y, lo que es más, algunos podrían incluso haber regresado a nuestro planeta, en forma de meteoritos, tras millones de años de vagabundeo espacial.
Ahora, y bajo la dirección del astrónomo Bill Bottke, un grupo internacional de investigadores del Instituto Virtual de Investigación y Exploración del Sistema Solar (SSERVI), de la NASA, ha conseguido encontrar, en una serie de meteoritos rocosos caídos a la Tierra un registro del gigantesco impacto que formó la Luna. Su trabajo está a punto de publicarse en Science.
El mayor impacto conocido en el Sistema Solar interior fue, sin duda, el que dio origen a la Luna. Pero el momento exacto de esa colisión sigue sin conocerse con exactitud, y las edades de las rocas lunares más antiguas traidas a la Tierra por los astronautas de las misiones Apolo sigue siendo una cuestión sujeta a debate.
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