El reciente terremoto de Nepal, con una magnitud de 7.8 y epicentro localizado 80 kilómetros al noroeste de Katmandú, se ha producido en una de las regiones con mayor actividad tectónica de la Tierra como es el frente de deformación tectónica del Himalaya. En el último siglo se han producido en esta zona tres terremotos de magnitudes entre 7.8 y 8.5, y estudios paleosismológicos muestran la ocurrencia de uno de magnitud 8.8 (30 veces mayor que el aquí tratado) en el año 1100.
El cinturón del Himalaya se localiza en la zona de contacto entre dos grandes placas tectónicas, la Placa India al sur, que colisiona con la placa Euroasiática situada al norte. Esta colisión, que funciona desde hace unos 50 millones de años, actualmente se produce con una velocidad de unos 45 milímetros/año, según indican los datos GPS. Ello provoca una enorme concentración de esfuerzos y, por tanto, una intensa deformación de la corteza en la región, que ha dado lugar a la existencia del cinturón de deformación del Himalaya, así como el levantamiento de la meseta del Tíbet. La deformación de la corteza se produce a través de la formación de innumerables pliegues y grande fallas.
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